Sobre la escucha en psicoterapia

Por Vicente García-Huidobro

Arthur Deikman cuenta que en una ocasión un psiquiatra clínico le preguntó a Suzuki Roshi sobre la conciencia, y éste le respondió:

«Yo no sé nada acerca de la conciencia, sólo trato de enseñar a mis estudiantes cómo escuchar el canto de los pájaros» (p. 107)

En lugar de conocer qué es la conciencia a Suzuki sólo le interesaba enseñarles a sus estudiantes cómo escuchar realmente algo. Él pensaba que generalmente cuando uno escucha una cosa, sólo oye como una especie de eco de sí mismo, y de esta manera no lo escucha realmente. Desde esta perspectiva, el objetivo de la meditación sería simplemente ayudarnos a escuchar verdaderamente al otro y a las cosas.

El tema de la escucha es un asunto fundamental dentro de la psicoterapia ya que gran parte de la labor de un terapeuta es saber escuchar lo que dice el paciente. De hecho, el origen de la psicoterapia se encuentra en el descubrimiento de Freud de que no es fácil escuchar realmente lo que nos está diciendo el otro. Freud se dio cuenta de que al mismo tiempo en que alguien nos dice una cosa, está también diciendo muchas otras, a las que calificaba como inconscientes, y que a estas cosas no es fácil atenderlas.

Al igual que a Suzuki, a nosotros como terapeuta tampoco nos interesa saber tanto qué es lo consciente o lo inconsciente, sino cómo se puede escuchar realmente a alguien. Esta preocupación se conoce al interior del psicoanálisis como el problema de la escucha analítica o bajo el concepto freudiano de la atención parejamente flotante. En los últimos años este concepto ha experimentado un gran boom dentro de la investigación teórica. Sin embargo, todavía existen bastantes confusiones respecto a qué tipo de escucha es la que proponía Freud con este término.

Al interior de la literatura psicoterapéutica existen dos perspectivas muy antagónicas sobre en qué consistiría la atención parejamente flotante. Por un lado, hay una línea de interpretación que se remonta a S. Ferenczi y que es representada actualmente por el psicoanálisis intersubjetivo, donde la atención parejamente flotante es redefinida como una escucha empática. Desde esta perspectiva, la escucha del terapeuta es planteada como el intento de “ponerse adentro de los zapatos” del paciente, introducirse anímicamente en él, para así captar todos aquellos significados profundos e internos, que no aparecerían en lo que él dice externa y superficialmente.

Por otro lado, existe una línea de interpretación contraria, representada por los psicoanalistas lacanianos, quienes cuestionan la idea de que el terapeuta deba introducirse en el mundo «interno» del paciente para captar significados que habitarían en las profundidades. Aquí, la atención a las «profundidades del alma» es sustituida por la consideración de la «superficie del lenguaje»; el intento por introducirse en la otra persona, por el análisis impersonal del lenguaje, y la consideración de ciertos significados, por la escucha de los significantes. La atención parejamente flotante no consistiría  en introducirse «adentro» de otro para captar lo que no dice externamente, sino en la consideración de los significantes que ésta usa donde «sin querer» dice algo que va más allá de lo que supone.

El problema de estas dos interpretaciones es que en ambas se piensa que el objetivo de la atención parejamente flotante sería atender a un determinado contenido específico, una cosa en particular, que demanda una atención específica: ya sea los «significados internos» o el “material significante». Sin embargo, el propósito de Freud al proponer este concepto era precisamente superar aquel tipo de escucha en la que uno precisamente se “fija” en un contenido específico. Al definir la atención parejamente flotante señalaba:

esta técnica es muy simple […] consiste meramente en no querer fijarse (merken) en nada particular y en prestar a todo cuando uno escucha la misma «atención parejamente flotante» (p.111)

Se trata entonces de un tipo de escucha en la que uno no se queda fijado en ninguna cosa en particular. Freud señalaba: “Uno debe escuchar y no hacer caso de si se fija en algo” (p. 112). Es decir, no debe estar orientado a determinados contenidos psíquicos o lingüísticos, sino tan sólo mantener una atención parejamente flotante. Esto último significa desarrollar una atención que flota abarcando todo el horizonte o campo de conciencia de la escucha. Para aclarar esto, en ciertos pasajes, Freud señalaba que la atención parejamente flotante no era realmente una atención. De hecho, el objetivo de ésta es que uno se “ahorre el esfuerzo de atención” (p. 111-2). Freud señalaba que “atender algo” es generar una tensión que restringe la escucha. Mantener la atención parejamente flotante sería, en cambio, conservar abierto el campo de la escucha, sin que éste se focalice y se estreche en un contenido específico.

Desarrollar una atención parejamente flotante no consiste entonces en escuchar intentando empatizar con el mundo interno del otro, ni en escudriñar qué es aquello que él dice sin querer en sus palabras. Como dice Freud, se trata de algo “muy simple”, y por ello muy difícil. Es el intento por escuchar lo que el otro dice manteniendo completamente abierto el horizonte de escucha.

Como señalaba Suzuki, generalmente cuando uno escucha al otro lo hace desde un ensimismamiento en el que sólo oímos una suerte de eco del otro. La solución a esto sería tratar de mantener lo más abiertamente posible el horizonte de la escucha. Este horizonte abierto es algo similar a lo que los budistas llaman en inglés como el awareness; algo que puede ser traducido como una experiencia de espaciosidad; una sensación que todos hemos tenido alguna vez al escuchar real y abiertamente el canto de un pájaro.

Referencias:

Chögyam, Trungpa. (2011). The path is the goal. Boston: Shambhala Publications

Freud, S. (2006). “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”. En Obras Completas, Tomo XII. (J.L. Etcheverry, Trad.) Bs. Aires: Amorrortu, pp. 107-119

Grabska, K. (2000). “Evenly suspended attention and reverie”. Forum der Psychoanalyse, 16, 247-260

López, C & García-Huidobro, V. (2012). “Psicoanálisis y fenomenología heideggeriana: la atención parejamente flotante” En PRAXIS, 22, pp. 45-64

Maris, J. D. (2006). Evenly suspended attention: a phenomenological study of the analyst at work. Tesis de doctorado no publicada, Pacifica Graduate Institute

Schneider, P. (2008). “Three experiential practices and their relation to psycho eriential practices and their relation to psychoanalysis”. Psychoanalytic Psychology, 25, 326-341

Suzuki, R. (2007). Zen is right here. Teaching Stories and Anecdotes of Shunryu Suzuki. Boston: Shambhala Publications

Suzuki, S. (2010). Zen Mind, Beginner’sMind. Boston: Shambhala Publications

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