Meditación y Psicoterapia: dos ejercicios de presencia plena

Hace algunos años se han comenzado a establecer una serie de puentes entre la práctica de meditación y la psicoterapia, especialmente en torno al mindfulness. En este contexto, se ha investigado cómo la meditación contribuiría al desempeño del terapeuta en la sesión, en qué medida la realización de este ejercicio podría ayudar al paciente en una psicoterapia, y en términos generales, cuál es la similitud entre los objetivos de ambas prácticas. Aquí vamos a introducirnos en este paralelo para evaluar cuáles son algunas de las similitudes y diferencias entre la meditación y la psicoterapia, pero en lo que se refiere al ejercicio concreto que se realiza en cada una de ellas.

Respecto a las diferencias, éstas no pueden ser más evidentes. En un caso, estamos hablando de una práctica oriental y en otro occidental. La primera se inserta en una larga tradición espiritual; la segunda nace en el marco de la psicología científica. La meditación se realiza generalmente de manera individual; la psicoterapia es una conversación entre dos personas. En la meditación se busca dejar a un lado los pensamientos, desviando la atención de aquella voz que habla en nuestra cabeza. Por el contrario, la psicoterapia consiste en una práctica de habla. En verdad, pareciera no haber mucho en común entre estos dos ejercicios. Por ello, la mayor parte de los puentes que se han establecido entre la meditación y la psicoterapia consisten en mostrar cómo la realización de una práctica, a la que se considera completamente distinta, puede contribuir con los objetivos de la otra.

Ahora bien, si  vamos a la primera descripción de en qué consistiría la psicoterapia nos encontramos que, a pesar de utilizar distintos recursos, ambos ejercicios son bastante similares en su misma su práctica. La primera descripción sobre en qué consistiría la psicoterapia la encontramos en «Sobre psicoterapia de la histeria», publicado por Freud en 1895. En este texto,  señaló que la principal característica de su nuevo método consistía en que por medio de él…

“disocio la atención del enfermo de su búsqueda y reflexión consciente, en suma, de todo aquello en lo cual pueda exteriorizarse su voluntad, semejante en esto a lo que se consigue quedándose absorto en una bola de cristal.”

Freud decía entonces que la psicoterapia consiste en un tipo de conversación donde lo que se hace es disociar la atención del paciente, de su búsqueda y reflexión consciente. Esto es muy similar a lo que se realiza en la meditación donde la persona, sirviéndose de algún recurso como la respiración o la contemplación de un objeto, separa su atención precisamente de su búsqueda y reflexión consciente; de todos aquellos pensamientos que la distraen. Freud afirmaba a continuación que esto es lo mismo que separar la atención de aquello a lo que nos lleva la voluntad. Esto lo mismo que se realiza en la meditación, donde se intenta mantener la atención en la respiración, para no seguir aquello que le dicta la voluntad; por ejemplo, de pararse e ir a realizar tal cosa pendiente.

Al final del pasaje, Freud pone el ejemplo de que el tipo de habla que se busca en la psicoterapia es similar a aquello que se produce cuando uno se queda absorto en la contemplación de una bola de cristal. Esto no puede ser más similar a la meditación en el sentido de que ésta también busca dejar a un lado la reflexión para que la persona contemple plenamente su respiración y su situación actual. Esto mismo es lo que buscaba Freud en la psicoterapia. La única diferencia es que él no proponía reconducir esta atención plena a la respiración, sino a las palabras. Al igual que en la meditación, él buscaba dejar a un lado la reflexión consciente, el «chachareo» del pensamiento reflexivo, pero para reconducirlo a otro tipo de habla. Él describía esa otra forma de habla como un decir más investido; utilizando el término Besetzung, cuya traducción más correcta es un decir más ocupado presencialmente.

Desde esta perspectiva, es posible establecer puentes entre la meditación y la psicoterapia sin el supuesto de que se tratan de dos ejercicios distintos. En verdad, se trata de un mismo tipo de ejercicio «mental», pero aplicado a dos recursos diferentes. En ambos se busca separar la atención del pensamiento reflexivo para que la persona se reconcentre plenamente en lo que hace. La única diferencia es que en la meditación la atención es separada de la voluntad para llevarla a la respiración y en la psicoterapia hacia las palabras, para producir un hablar más presente.

Si seguimos más lejos, como en el budismo se considera que esta forma de presencia debe desarrollarse en los distintos ámbitos de nuestra vida, se podría llegar a afirmar que la psicoterapia no es más que una aplicación del mismo principio en el ámbito de nuestra habla. Desde esta perspectiva, la psicoterapia no aparece como algo completamente nuevo, sino como la extensión de un ejercicio y un principio que se ha venido desarrollando hace cientos de años.

 

Referencias
Freud, S. (1952). “Zur Psychotherapie der Hysterie”. En Gesammelte Werke, Erster Band, Werke aus den Jahren 1892-1899. London: Imago Publishing Co., Ltd., p. 271, traducción propia

Suzuki, S. (2010). Zen Mind, Beginner’sMind. Boston: Shambhala Publications

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