El sectarismo en psicoterapia
Humanista, transpersonal, sistémico, cognitivo conductual, jungiano, psicoanalista (relacional, lacaniano, kleiniano, etcétera). La fauna es extensa y diversa cuando se habla de escuelas de psicoterapia, aquí no vamos a criticar aquello sino poner el acento en un hecho curioso, que se ve mucho menos en otras disciplinas: el sectarismo.
Por sectarismo en psicoterapia entendemos la apasionada militancia que se ve en muchos terapeutas en relación a una escuela. Lo que significa una adhesión a un canon de textos en particular. En el psicoanálisis por ejemplo, no son pocos los que comienzan la costosa, laboriosa y quizás fetichista tarea, de adquirir y guardar con monacal cuidado las obras completas de ciertos autores: Freud, Klein, Lacan, Jung. Hay especial debilidad por los libros antiguos y las tapas duras, que tienen un aura mucho más sacro, atento con esto, pues algún volumen de estos es un excelente regalo para el entusiasta novicio. Todas las escuelas tienen sus cánones, y pareciera ser el actuar de un infiel dedicar tiempo a explorar el canon de las escuelas ajenas a la propia.
De tener verdades reveladas particulares se sigue tener un lenguaje particular: falo, pecho bueno, anima, perversión, distorsión cognitiva, doble vínculo, familia esquizofrenizante, ego, awareness, y así podría seguir. Se repiten como mantras que entre ellos entienden perfectamente, calman la ansiedad de estar ante lo novedoso, pero dejan deliberadamente en una posición de difícil acceso al lego. Como si pensaran que el interesado en acceder al fenómeno del que se habla, debiera esforzarse pasando por la misma tortuosa pasión que ellos, y se alarman al ver a un par tratando de explicar en lenguaje profano lo que solo debe ser dicho en el código sagrado, el moderado (que ve esto como un acto compasivo) advertirá el carácter provisional de tal simplificación.
De tener un lenguaje particular se sigue tener reuniones y eventos particulares. Seminarios, simposios, cursos y otros aquelarres varios. Estos sirven para afianzar la ortodoxia, o para decretar los nuevos postulados. Aquí destacan los cognitivos, que se reúnen para informarse de las ultimas novedades, las buenas nuevas les llegan periódicamente pues ellos ya van en la tercera generación de terapias, y el mindfulness está siendo especialmente popular para el estrés, ansiedad, adicciones, TOC, trastornos alimenticios, etcétera. Siempre habrá un seminario o conferencia dada por la celebridad de turno para impartir la enseñanza, y al terapeuta le podrá faltar dinero para prendas nuevas pero no le faltará para más formación. Reúnen certificados de participación como joven scout que junta distinciones.
También habría prácticas delimitadas, pareciera que el terapeuta formado para atención individual solo atendería individuos, y el familiar solo familias. Pueden estar meses hablando de los problemas del adolescente con su familia, sin citar a la familia, y otros pueden estar hablando superficialmente meses de algo que un integrante de la familia, podría en privacidad hablar con más soltura. Otros limitarán de antemano la duración de la terapia, algunos se sentirán incómodos ante la mera necesidad de ser escuchado y no solucionar un problema, y otro ante un adolescente podría creer no prudente hablar de habilidades de estudio, por teorizarlo como poca cosa (poco existencial) aun cuando esto tenga que ver con su malestar. Se fuerzan encuadres a casos que quizás se beneficien de otro abordaje, como si la fidelidad a la escuela pudiese más.
La diversidad siempre será un valor, sin embargo en psicoterapia a diferencia de otros dominios, como la filosofía, que tiene una diversidad (y antigüedad) mucho mayor, no se ve un interés en dialogar con el otro (paradójico). Se recurre a caricaturas peyorativas cuando se piensa en las demás escuelas. Poco se conoce de la historia de la psicoterapia como un todo, pues cada grupo escribe por separado su travesía, sin tener noticia de los interesantísimos parajes y desafíos con los se ha encontrado cada uno. Y menos se sabe de lo valioso que cada una posee. Esto es algo que urgentemente debemos cambiar, el mundo contemporáneo tiene a la salud mental como tema central, y es necesario que todos los interesados en ello trabajen juntos o por lo menos sepamos que se está haciendo. Ya no son los tiempos de cofradías.