Aprender psicoterapia

Un psiquiatra clínico interrogó a Suzuki Roshi sobre la conciencia.

“No sé nada sobre la conciencia”, dijo Suzuki. “Sólo intento enseñarles a mis estudiantes a escuchar el canto de los pájaros”.

A más de alguno el diálogo anterior pudiese parecerle una excentricidad, esas cosas que a menudo dicen los monjes Zen, sin embargo un psicoterapeuta podría coincidir con el hecho que escuchar es un arte. Y como tal requiere un trabajo constante para ser dominado. De primera mano pareciera que hay más trabajo en teorizar la conciencia, en desmenuzarla en partes y procesos, pero el monje no se deja persuadir por las toneladas de libros y papers, sabe bien que el escuchar a los pájaros tiene una dificultad mayor pero a la vez tiene una belleza inigualable

Esta diferencia muchas veces se pasa por alto en la enseñanza de la psicoterapia, lo que lamentablemente orilla a muchos entusiastas a pasar mucho tiempo vagando a oscuras el intrincado camino a volverse un psicoterapeuta. “¿Lo estaré haciendo bien?”, “¿Por qué los pacientes no vuelven?”, “¿Qué habré hecho mal?”, “¿Seré apto para este oficio?” son preguntas que acosan en silencio al principiante. Algunos persisten, y con el tiempo tácitamente aprenden que lo fundamental no lo encuentran en un libro, o teoría, sino en saber escuchar. 

¿Cómo aprender a escuchar? No quiero sonar como imitando al monje zen del principio, pero a esta pregunta solo se puede responder con sencillez: escuchando. Por eso sorprende que la educación tradicional en psicoterapia sea tan teórica, tan escueta y poco dada a analizar casos o sesiones. Que no se entienda que en la Escuela de Psicoterapia abogamos por hacer psicoterapia sin saber lo básico teóricamente hablando, lo que decimos es que incluso el conocimiento teórico muestra su valor a luz de cosas concretas. Así como a los niños se les puede enseñar botánica en un jardín, algo muy diferente a estar sentados leyendo un libro, a los psicoterapeutas se les puede enseñar lo que es la asociación libre, el reencuadre o incluso lo inconsciente leyendo una sesión transcrita.

Sería extraño enseñar música en los conservatorios sin escuchar música o sin instrumentos, por otro lado la enseñanza del arte es algo distinto a la estética, la biología es algo distinto a la medicina, y una licenciatura en letras no convierte a nadie en escritor. En nuestra disciplina sin embargo no se toma conciencia de esta diferencia. Lo que nos encontramos es una educación teorizante, que vuelve a los estudiantes en filósofos e historiadores de la psicología y entomólogos de trastornos psiquiátricos. Luego ya egresado el que verdaderamente quiere ser psicoterapeuta, se da cuenta que poco comprende el espacio psicoterapéutico. 

Lo anterior tiene efectos en la salud mental socialmente hablando, pues tiene que pasar mucho tiempo antes de que el terapeuta consiga esa destreza que pudo empezar a cultivar antes. Ya es hora de que nos replanteemos la formación en psicoterapia, y pensemos en mejores formas de lograr psicoterapeutas efectivos, con métodos de enseñanza que desde el oficio mismo consigan afinar el oído. Eso es algo que hemos comenzado a trabajar en la Escuela de Psicoterapia y los resultados han sido prometedores.   

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