Sobre la neutralidad

Por Vicente García-Huidobro

Actualmente, el concepto de Neutralidad es uno de los temas más criticados dentro de las propuestas técnicas de Freud. Sin embargo, éste tal vez seala noción más importante dentro de su práctica. Lamentablemente, son muy pocos los pasajes en los que él describió en qué consistía exactamente lo que llamaba como neutralidad. El más famoso se encuentra en los Consejos al médico, donde señalaba:

“El médico no debe ser trasparente para el analizado, sino, como la luna de un espejo, mostrar sólo lo que le es mostrado” (p. 117)

En su artículo “Deconstructing The Myth Of The Neutral Analyst”, Stolorow y Atwood (1997), los padres del psicoanálisis intersubjetivo, citan este pasaje criticando que en él se promovería la adopción de una actitud objetivante, de corte cientificista, que negaría la participación de la subjetividad del terapeuta al interior de la psicoterapia. Sin duda, existe una veta de Freud que iba en esta línea, y nunca está demás señalarla. Sin embargo, creo que a lo que él apuntaba con este pasaje y con la idea de neutralidad en general, era a algo mucho más esencial.

La noción de neutralidad alude a un cierto “estado mental”, a un determinado “modo de estar”, que ha sido descrito desde siempre por la literatura espiritual. Por ejemplo, en el Zhuang Zi, un texto esencial del taoismo, se pueden encontrar los siguientes pasajes:

“La mente del hombre perfecto es como un espejo: deja que las cosas vengan y vayan sin acogerlas ni despedirlas; responde a los demás sin esconder nada.” (p. 96)

“La mente del sabio en su quietud es espejo del Cielo y de la Tierra, y donde los seres todos se reflejan.” (p. 138)

“Cuando el agua está quieta, es como un espejo, refleja la barba y las cejas. Arroja la exactitud del nivel del agua, y el sabio hace de ella su modelo y metáfora. Si el agua obtiene transparencia de la quietud, ¿cuantos más lograran las facultades mentales? Cuando la mente del Sabio se encuentra en reposo, se convierte en espejo del universo, en espejo de toda la creación.” (pp. 157-58)

Pasajes como estos se encuentran por montones en la literatura espiritual; ya sea en el taosimo, el budismo o el cristianismo. Por otro lado, la participación de la subjetividad del «director espiritual», es un asunto muy cuestionado también en este ámbito. Un ejemplo, es el siguiente pasaje de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, escrito en elegante español antiguo:

“el que da los exercicios no debe mover al que los rescibe más a pobreza ni a promessa, que a sus contrarios, ni a un estado o modo de vivir, que a otro. […] De manera que el que los da no se decante ni se incline a la una parte ni a la otra; mas estando en medio, como un peso, dexe inmediate obrar al Criador con la criatura, y a la criatura con su Criador y Señor.”

Como estos pasajes, se podrían sumar muchos otros: las metáforas de un espejo brillante y de la quietud de las aguas aparecen constantemente en el hinduismo, el budismo y el taosimo. La crítica a la inmiscusión de la subjetividad del “director espiritual”, es un tema común en el cristianismo. ¿A qué se debe entonces la interpretación tan reductiva del concepto freudiano de neutralidad?

En mi opinión, al hecho de que éste siempre ha sido interpretado desde el contexto excesivamente reductivo de la ciencia y del mundo intelectual, y de sus clásicos problemas como la disputa entre el objetivismo y el subjetivismo. Así, como señalaba Foucault, ha quedado sin considerar el campo más fundamental de las prácticas espirituales, al que el psicoanálisis y la psicoterapia originalmente pertenecen.

Referencias

De Loyola, I. (1997). Ejercicios Espirituales. Madrid: BAC

Freud, S. (2006). “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico”. En Obras Completas, Tomo XII. (J.L. Etcheverry, Trad.) Bs. Aires: Amorrortu, pp. 107-119

Stolorow, R. D. & Atwood, G.E. (1997). “Deconstructing The Myth Of The Neutral Analyst: An Alternative From Intersubjective Systems Theory.” En Psychoanal. Q., 66:431‐449

Zhuang Zi (1996). Zhuang Zi. «Maestro Chuang Tsé». (Preciado, I. Trad.). Barcelona: Kairós

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