Una de las características que hizo famoso a Milton H. Erickson y, al mismo tiempo, lo hizo sujeto de suspicacia, era la habilidad para que sus pacientes tuviesen cambios increíbles en muy corto tiempo, a veces incluso durante una sola sesión o un simple intercambio de palabras.

Simplicidad versus abstracción

Asimismo, esta fue una de las razones que lo hicieron blanco de críticas o sospechas sobre la seriedad de su trabajo y sobre la «profundidad» de los cambios alcanzados por sus pacientes. Este escepticismo se puede explicar sobretodo porque en la etapa temprana de la práctica clínica de Erickson, el psicoanálisis dominaba el mundo de la psicoterapia y es sabido que los procesos psicoanalíticos solían- y suelen- extenderse por grandes periodos, llegando incluso a asumir cierto tinte de cronicidad. Por otro lado, el psicoanálisis era reconocido por su énfasis en profundizar en los cimientos de la estructura existencial de sus pacientes. Es más, desde el descubrimiento de Freud hacia finales del S. XIX, el psicoanálisis fue robusteciendo progresivamente su campo de exploración en los confines del aparato psíquico al mismo tiempo que su almanaque de teorías y conceptos fue volviéndose cada vez más abstracto y complejo. 

Así, todo este camino de robustecimiento teórico-abstracto del psicoanálisis contrasta con el modo en como Erickson condujo su trabajo tanto en la producción de contenido científico como en su práctica, que a primera vista puede parecer incierta y fuera de lógica. 

Sin embargo, a pesar de esta singular manera de enfocar su trabajo clínico, Erickson logró ganarse el respeto del mundo médico y psicoterapéutico en gran medida gracias a la evidencia implacable de sus éxitos terapéuticos como de sus demostraciones en conferencias y seminarios científicos. 

Tras décadas desde que Erickson falleció, sus casos siguen causando asombro y son una fuente de inspiración tanto para quienes buscan aprender el arte de la psicoterapia como para quienes perciben en su obra un mensaje más allá de la terapia.

Este 25 de Septiembre comienza nuestro taller cínico para estudiantes, profesionales y para toda persona interesada en aprender sobre este extraordinario autor o sobre psicoterapia.

Toda la información en: http://www.escueladepsicoterapia.cl/taller-practico-sobre-milton-h-erickson/

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A modo de ejemplo, un pequeño extracto de su trabajo:

“Un antiguo paciente y amigo de Erickson le pidió que visitara a una tía que al parecer enfrentaba una depresión que durante años la había vuelto miserable. No salía de la casa y sólo lo recibía a él dos veces al año. Él acepto y un día fue a la casa de aquella mujer. Se presentó y le pidió a la mujer que por favor le permitiese recorrer su enorme casa junto a ella, ella aceptó con un profundo aire de indiferencia. 

Una vez terminado el recorrido Erickson le sugirió a la mujer que sería una buena idea regalar a cada niño y niña recién bautizado de su Iglesia una de sus bellas y raras Violetas Africanas, así como a todas las personas pertenecientes a su Iglesia que tuviesen algún motivo por el cual celebrar. Ella aceptó con su tono de indiferencia.

Durante el recorrido, Erickson se percató de estas flores en su jardín y se dio cuenta que en esas flores la mujer aún conservaba energía, dedicación y motivación. Por otro lado, cabe recalcar que las Violetas Africanas son flores muy delicadas y difíciles de cuidar, por lo que cuidar de varias de ellas es una tarea que puede demandar mucho tiempo.

Con el paso de los años, Erickson confirmó que la mujer era ahora querida por su comunidad y que había regalado cientos de Violetas Africanas. Su día a día implicaba un trabajo importante cuidando de ellas y al mismo tiempo tenía una vida social bastante interesante y un grupo de amistades que la cuidaban y apreciaban. 

No hay que perder la esperanza de encontrar motivación y fuerza en los seres humanos…” (traducción mía).